Para disfrutar del otoño, os convocamos para realizar un intinerario circular con todo el encanto del otoño por bosques de ribera recorriendo senderos de media montaña ancestrales desde donde podremos disfrutar de las mejores vistas del Mulhacén y Alcazaba, a la puesta de sol...
Arroyo del Aceral.
La noche en la Cucaracha, o el aceral según ocupación, la luz de la luna, con el saco de dormir para no pasar frio y comida para dos días será suficiente. Para equiparse preveer meteorología en la montaña.
Recorrido circular por la Cuesta del Calvario, Cucaracha ( Ref. donde dormiremos). Sendero del Aceral, Cueva Secreta, Vereda de la Estrella.
Si el tiempo acompaña podremos ver las primeras nieves de otoño en las cimas de Sierra Nevada.
Ref. de la Cucaracha. Se llama así, por la
forma.Aunque tambíen falta higiene.
Y cuando caiga la noche, podemos contar historias, cuentos y leyendas como:
Apénas había el sol dorado las torres de los palacios de Granada...
Tan hermosa, tan llena de virtudes, os parecia que mortal ninguno la viera sin inflamarse su corazón. Antes de osar decirle lo que...
Cuentos y leyendas de la Alhambra y la Sierra. Que la tradición oral mantenia vivos durante siglos y que ahora, sólo las piedras, y los libros susuran a oidos de unos poco privilegiados que recorren estos insólitos parajes.
Vistas del Mulhacén y Alcazaba. Desde la Cucaracha.
Para conocer el desenlace de estas y otras leyendas, hay que escuchar a la montaña, os esperamos.
23 km. circulares de los cuales 11 son cuesta arriva. Sendero de escasa dificultad técnica y física.
¿Pica la curiosidad?
¿Cuento una leyenda?
Hace
tiempo que el cortijo de los Lirios y del Peñoncillo, fueron
abandonados por sus moradores, pero en la Cuesta del Calvario, camino de
Tréveles, en el lugar conocido ahora como Refugio de La Cucaracha,
vivían pastores como Los Asensios, que mantuvieron la memoria de la
Sierra legada por sus ancestros. En 1931 un doctor Granadino Fidel
Fernández recorría estos insólitos lugares, compartiendo el ocaso de los
últimos serranos que aun moraban en chozas y covachas dispersados por
la Sierra.
Fueron
tiempos de miedos y leyendas cuando aun el alto Genil era un Valle
misterioso , de tesoros e infiernos. Como ya no queda nadie que como a
Fidel le cuente al oido la Misteriosa leyenda de la laguna de Vacares,
entre los abismos de la sierra, he aquí el manifiesto de lo acontecido:
En
tiempo de moros, hubo en las alturas de Sierra Nevada un espléndido
palacio, rodeado de bellísimo jardín. Eran de mármol y serpentina las
solerías, y de estucos y alicatados, como los bellos aposentos de la
Alhambra , las paredes. En los patios, brotaban surtidores de aguas
olorosas, y los
muros
desaparecían bajo ricas telas bordadas con hilos de oro, y con perla,
amatistas y rubíes. Entre las flores del jardín , veíanse los más bellos
pájaros del mundo, y espesas arboladas se prolongaban hasta un lejano
cerco de montañas, manteniendo el palacio aislado y oculto a la
curiosidad de los mortales.
Allí
vivía una bellísima princesa, cuyo padre, el Rey moro de Granada, la
sometió recién nacida al estudio de los sabios, mandándoles descifrar el
“destino” de la niña en el libro de los astros. El horóscopo anunció
que la princesa moriría al conocer el “amor”, y el Rey, queriendo
oponerse a la fatal sentencia, fabricó un palacio en el sitio más
inaccesible de la Sierra, mandando que nadie se acercase a aquel lugar,
donde la encerró bajo la vigilancia de una mujer de confianza: la
discreta Kadiga, de los cuentos Alhambreños.
Pasaron
los años, y la niña llegó a hacerse mujer, sin conocer más mundo que el
que contenía aquel marco de montañas, ni más personas que las esclavas
encargadas de su servicio. Un tenebroso subterráneo, cuya entrada era un
misterio para todos, permitía al Rey visitar de vez en cuando aquel
paraje inaccesible, y ver desde lejos a su hija, cuando oculto en la
espesura la miraba pasar por los laberintos del jardín.
Hallábase
un día Cobayda –que así se llamaba la princesa- recreándose en los
bosques que limitaban el recinto de la morada, cuando apareció entre los
árboles un arrogante caballero vestido de ricas vestiduras, que
habiéndose perdido en la montaña, vagaba de valle en valle sin encontrar
el camino que le condujera a la ciudad.
La
princesa, que nunca había visto más que en sueños una figura varonil,
sintió intensa emoción ante aquel joven tan apuesto, que aparecía
radiante de hermosura. El doncel, por su parte, recibió también el
flechazo del amor, y desde entonces, y aprovechándose de la confiada
seguridad en que vivían Kadiga y sus esclavas, salía todas las noches la
princesa para encontrar al joven vestido de azul, que por ocultos
caminos llegaba a las frondosas alamedas del jardín.
Tornosé
alegre y animado el carácter antes triste y melancólico de Cobayda.
Despertó este cambio el recelo de Kadiga, y puesta en vigilante acecho
confirmó sus temores, sorprendiendo el tierno idilio de la enamorada
pareja.
Monto
en cólera el Sultan al conocer la noticia, y queriendo comprobarla por
si mismo, pudo oír cierta noche, emboscado entre los árboles, las
palabras de amor que el hermoso joven deslizaba junto al oído de la
enamorada doncella.
Ciego
de ira, el rey moro al ver defraudadas sus esperanzas y creyendo
impedir con el rudo golpe el designio de los astros, se lanzó, furioso,
contra la feliz pareja. Un relámpago brilló en aquel momento sobre el
alfanje damasquino del Sultán, y la cabeza del doncel rodó largo trecho
por el suelo, hasta quedarse convertida en una piedra negruzca, que aún
puede reconocerse fácilmente. La Princesa, asustada por aquella terrible
aparición, quedó convertida en hielo, y de sus ojos brotaron tantas
lágrimas que bastaron para llenar el valle y convertirlo en un lago
salado –la Laguna de Vacares-, que cubrió con sus amargas hondas el
palacio, el valle y el jardín. El Rey aterrado por la desesperación de
aquella hija predilecta, quiso huir, pero no pudo: se había convertido
en una enorme roca que sigue enhiesta junto a la Laguna, y gime y brama
cuando en las noches de furioso temporal la atenazan el remordimento y
el dolor.
El Jardín de la Princesa Cobayda, (Fidel Fernández , Sierra Nevada, 1931)
Para participar: IMPRESCINDIBLE ESTAR FEDERADO
Fecha limite inscripciones: 11-11-2013.
Reunión: Para organizar transporte y otros, viernes 15 de Nov. en la sede a las 21,00h.
Por causas ajenas a la organización: Meteorología, u otros está actividad puede modificarse o suspenderse.
La Junta Directiva
mam
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